miércoles, 6 de junio de 2012

[2/2] Schrankogel (3497m), segundo asalto. 11/05/12

Segunda parte [...viene de aquí]. También podéis ver nuestro primer intento al Schrankogel [aquí] (04/02/12).


Resumen de la ruta
Inicio: Amberger Hütte (2136m)
Final: Längenfeld (1180m)
Distancia: 25km
Desnivel de subida: 1400m
Desnivel de bajada: 2350m
Tiempo: 12h (paradas incluidas)


A las 6h suena el despertador, y fuera ya se nota la claridad. Han sido unas ocho horas de sueño perfecto y nos despertamos pletóricos y llenos de ánimo. El día está despejado y parece que las tenemos todas para alcanzar la cima.


Entre que desayunamos y recogemos, se nos hacen las 7h, hora a la que abandonamos el refugio...


...mientras el valle presenta este aspecto. Nada más bajar la rampa de acceso al refugio cruzamos el arroyo por el puente de madera y giramos a la derecha, siguiendo las indicaciones...


...y tras bordear durante unos cinco minutos el curso del agua, el sendero nos conduce hacia la montaña, ascendiendo a media ladera...


...mientras en lo alto el Schrankogel se pierde entre sus propios pliegues.


Esta vez, sin necesidad de dar rodeos por la abundancia de nieve, distinguimos perfectamente como el sendero nos conduce a la morrena del glaciar, a la que nos encaramamos una hora después del inicio (con la Schwarzenbergspitze (3379m) de frente y la Mutterberger Seespitze (3302m) a la derecha, pinchar para ampliar)...


Por detrás, vamos dejando todo el paisaje nevado...


A nuestra izquierda dejamos, bajo la morrena, un pequeño lago  que aguanta con agua todo el año (por ahora, sigue helado)...


...ascendiendo paulatinamente...


...y dejando atrás el Bockkogel (3095m)...


...la morrena nos sirve de seguro contra las avalanchas, al estar situada más alta. Debemos ser especialmente cuidadosos, ya que con el calor de estos días, el peligro aumenta.


Dejando atrás la roca, nos adentramos en las lenguas de nieve que cubren la morrena por la parte de arriba...


...las cuales al ser temprano aún se pueden ascender de forma más o menos cómoda.


La morrena toma bastante inclinación en su parte final...


...pero después del gran repecho parece que nos acercamos a su fin...


...a la izquierda tenemos ya cerquita la cresta este del Schrankogel, comida por el rastro de pequeñas avalanchas...


...hacia atras, el Bockkogel (3095m) con el Wilde Leck (3359m) de fondo...


...y hacia nuestra derecha aparece el glaciar. El Schwarzenbergferner...



Para tomar la cresta, primero tenemos que rodear un enorme peñón, ya que por este lado es inaccesible...


...dejando atrás el valle...


...soñando con alcanzar la cumbre...


...nos metemos de lleno en nieve papa. A ésta lleva dándole el sol tres o cuatro horas, y ya se nota. Tremendamente inestable, avanzamos lentamente...


...dejando a nuestra derecha el glaciar...


...ahora en panorámica. Precioso...


Sabíamos que llegaríamos a pisar nieve blanda, pero no creíamos que fuera tan pronto...


A paso muy lento, turnándonos para abrir huella, conseguimos rodear el peñón y llegar a la ansiada cresta...


Dos esquiadores hacen su aparición por encima de nosotros y se tiran hacia el glaciar. En cosa de pocos minutos casi los perdemos de vista. En el centro de la foto se pueden apreciar, confundibles con una mota de polvo (realmente pequeños)...


...un poco más cerca, dándonos a entender la verdadera magnitud de este espacio que se abre ante nosotros. Ese pico tan atractivo es el Schrandele (3392m).


Nosotros a lo nuestro, continuamos abriendo huella...


...pero es imposible no pararse cada dos minutos...



Según vamos cogiendo altura aparecen nuevos glaciares tras la primera línea de picos (Bockkogelferner)...


...y vamos tomando perspectiva del cual sobre el que nos encontramos.


Ascendiendo penosamente, tras un par de paradas, el horizonte va apareciendo por detrás de la línea de montañas. Utilizando el Schrandele como referencia, me voy haciendo una idea de lo que nos queda por subir (Schrandele a la izquierda, Nördliche Wildgratspitze (3320m) a la derecha). Aún bastante...


Hacia nuestra izquierda, más y más picos que no reconozco...


Después de atravesar una zona de rocas, nos aguarda la peor pala del día, muy inclinada y metiendo los pies hasta las rodillas. Nos lleva una media hora superarla...


...pero encontramos consuelo mirando hacia los lados...


...y finalmente alcanzamos su final. Una vez superada, lo que viene deja de ser tan extenuante.


Hacia atrás podemos ver las Dolomitas al fondo...


Continuamos cresteando, y tras sortear varios repechos pequeños...¡podemos ver la cima!


Vaya, que subidón de repente. Nos animamos bastante, aunque sabemos que las distancias son engañosas...y avanzamos cada vez más, acercándonos a la ansiada cruz. Pero algo se va apoderando de nuestras mentes...ese paso final, ¿no parece muy expuesto? De todas formas, aunque una sombra va creciendo en mi cabeza, no digo nada por no cargar el ambiente. Además, seguro que ellos también se han percatado...


De nada nos ayuda el hecho de que al caminar, sin querer, hacemos que se desprenda una pequeña piedra (bastante más pequeña que un puño cerrado) que cae rodando por la nieve, moviendo partes de la pendiente y ocasionando una considerable avalancha más abajo que, con su correspondiente estruendo, llega hasta bien entrado el glaciar.

Unos cinco minutos más tarde llegamos al tramo final de la cresta. Primero rodeamos por la derecha un enorme bloque semidesplomado, que nos empuja hacia atrás y hay que atravesar con mucho cuidado y después las huellas nos meten de lleno en una pendiente de 70-75º de inclinación que tendremos que atravesar para llegar a la cima...¡la cual tenemos a menos de veinte metros!

Sin pararnos a pensar, nos metemos en la pequeña repisa hecha probablemente por los esquiadores que nos cruzamos antes. Avanzamos de lado, de cara a la pendiente y nos damos cuenta de que si esto cayera, nada valdría, porque somos capaces de meter medio brazo en la nieve sin ningún esfuerzo, tal es su estado...


Iván alcanza una posición bastante precaria sobre una roca (algo de la pendiente se aprecia en la foto, realmente inclinada), y llega el momento que yo me temía, pero el que en cierto modo todos deseábamos...


...el momento de la mirada. Iván se vuelve y me mira, me vuelvo y miro a Alejandro. Nos miramos todos, y todos sabemos lo que los demás están pensando. Otra retirada más...¡a veinte metros de la cumbre! Pese a lo que se pueda pensar, en ese momento, alcanzar la cumbre importa poco o nada. Sin apenas abrir la boca para decir nada más que lo obvio, nos damos la vuelta, desandando la pequeña repisa, metiendo los puños en la nieve, tratando de agarrarnos a lo que sea...


...hasta que lentamente, muy lentamente, todos sobrepasamos la zona de peligro. Mas tarde surgirían los típicos comentarios..."los de antes estaban locos" (probablemente un par de horas antes la nieve estaba bastante más estable), "...bueno, al menos podemos decir que somos sensatos en la montaña...", "...nene, nada más pasar aquel bloque, mi sensatez me dijo: -yo me voy, ahí abajo te espero". Con unas risas dejamos atrás el mal trago, e incluso salen a relucir las palabras del grandísimo Iñaki Ochoa de Olza. "Pues no es que nos hayamos comido el pastel, es que lo hemos dejado seco. Se ha quedado la guinda tiritando".

Probablemente más felices que si hubiéramos alcanzado la cumbre, iniciamos el descenso por la cresta...


...casi tocando el cielo (pinchar para ampliar)...


...con los Alpes extendiéndose en cualquier dirección, más y más...


...hasta donde alcanza la vista. Verdaderamente esta montaña es un lugar privilegiado.


Hacia abajo observamos la morrena lejos, muy lejos...


...pero no tenemos ninguna prisa. Vamos alerta y con todos los sentidos puestos en nuestros pasos. Menudo subidón.


Desandando el camino andado...


...vamos bajando de nuevo hacia el glaciar...


...con el Bockkogelferner de frente.


Dejamos atrás el Schrandele también...


...siguiendo el camino de vuelta...


Incluso, ya algo más tranquilos, nos permitimos hacer una pequeña bajada sobre nuestro trasero jejeje...


...y alcanzamos algo más tarde el inicio de la morrena de nuevo. Donde antes andábamos cómodamente, ahora tenemos que ir casi braceando.


Dejamos atrás grandes montañas...


...bajando por la morrena y ¡puum! ¿y eso? Nos giramos buscando la fuente del sonido, un sonido que ya conocemos bien. A nuestra derecha, de las mismas paredes del Schrankogel cae una avalancha. La conseguimos captar con nuestras cámaras cuando el grueso de la misma ya ha pasado la pared vertical, pero continua descendiendo rápidamente...


...y baja sin peligro alguno hasta depositarse en nuestra cercanía. Nosotros lo observamos todo, atendiendo a este espectáculo desde lo alto de la morrena...


...por la cual seguimos momentos después.


En la última parte, la morrena va girando levemente hacia la derecha, y finalmente la abandonamos...


...descendiendo a media ladera hacia el refugio...


...el cual ya vemos en la lejanía. Aún así, y aunque parezca cerca, aún nos llevará casi media hora alcanzarlo.


Una vez allí nos comemos todo lo que nos queda y nos tomamos una cerveza de las que nos habíamos subido (la otra había caído en la cena del día anterior). Además, descansamos plácidamente, calculando el tiempo necesario para llegar al último bus de vuelta a casa.


Evidentemente, salen los comentarios sobre la decisión de darnos la vuelta. Ninguno albergamos ninguna duda respecto a eso y, estamos de acuerdo en que hicimos lo correcto. Se nos acumulan las retiradas, pero quizás eso no sea mala señal. El caso es que hemos disfrutado sobremanera con esta ascensión, y probablemente nos tengamos que olvidar del Schrankogel en un futuro cercano, pero...¿quién sabe? Ya se presentará otra oportunidad, sea cuando sea...


El resto de la vuelta transcurre sin sorpresas, salvo que ahora estamos obligados a bajar hasta el pueblo de abajo, Längenfeld, andando...


...lo cual convierte la bajada en una burrada de 2300 metros de desnivel y un porrón de kilómetros...


...pero nos vamos contentos. Pasando Gries, nos despedimos del Schrankogel (al fondo..."coño, ¿desde ahí arriba venimos?")...


...y nos internamos en los bosques, a los cuales llega ahora la primavera...


...de camino a casa...



¡Hasta la próxima!

3 comentarios:

  1. Que pasada de fotos Josemi, que maravilla!!!
    Y una cosilla, en una de ellas estas en una pendiente practicamente vertical. Me has dejao flipando.
    Joder con los alpes de Stubai, que maravilla.

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  2. Que preciosa ruta "máquinas".
    Enhorabuena por vuestra retirada a tiempo. Muy bien, la prudencia os acompañara durante muchos años a la montaña...
    Un saludo,
    Luis

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  3. Juanma, seguramente al que hayas visto sea a Iván, pero sí. Hubo alguna pala que tela...

    Luis, eso esperamos! jajaja. Por un lado te quedas con las ganas, por otro pensamos que seguramente hicimos lo correcto. Cada uno tiene su "límite" en un punto, y tenemos claro que lo que queremos es disfrutar y vivir la montaña. La cima, pues ya llegará cuando tenga que llegar =).

    Un abrazo compañeros.

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